Diccionario

En geotecnia, una «capa» se refiere a una capa de suelo o roca que está delimitada por otras capas adyacentes. Cada capa puede tener diferentes propiedades geotécnicas, como su resistencia, compacidad, permeabilidad y deformabilidad, que pueden influir en el comportamiento de una estructura o en el análisis de estabilidad de un terreno. Las capas se identifican y clasifican mediante estudios geotécnicos, que pueden incluir pruebas de laboratorio y de campo para determinar las características físicas y mecánicas de cada capa. Las capas son fundamentales para el análisis de la mecánica de suelos y la ingeniería geotécnica, ya que proporcionan información sobre la distribución y las propiedades de los materiales en el subsuelo.

La capa de base, en geotecnia, se refiere a una capa de material granular o estabilizado que se coloca debajo de la capa de rodadura (superficie de rodamiento) de una carretera, camino o pavimento. Su principal función es proporcionar soporte estructural y estabilidad al pavimento, distribuir las cargas de tráfico de manera uniforme y resistir deformaciones y asentamientos. La capa de base se compone generalmente de materiales como grava, arena, piedra triturada o mezclas de suelos estabilizados con cemento u otros aditivos. Estos materiales deben tener propiedades mecánicas adecuadas, como resistencia a la compresión y capacidad de drenaje, para resistir las cargas del tráfico y evitar la acumulación de agua. Además, la capa de base debe ser compactada correctamente durante su instalación para asegurar una mayor resistencia y estabilidad. También se puede utilizar geotextiles o geomallas como refuerzo para mejorar la capacidad de carga y resistencia a la erosión.

La capacidad de cambio de bases es una propiedad geotécnica que se refiere a la capacidad de un suelo para intercambiar iones de su estructura con iones presentes en una solución acuosa. Esta capacidad está relacionada con la presencia de minerales arcillosos en el suelo, los cuales tienen cargas eléctricas negativas en su estructura y pueden intercambiar cationes presentes en la solución acuosa. La capacidad de cambio de bases es importante en ingeniería geotécnica, ya que influye en la capacidad del suelo para retener nutrientes y mantener un equilibrio químico adecuado en la solución acuosa que lo rodea. Además, esta propiedad también afecta la estabilidad y comportamiento del suelo, ya que puede influir en la capacidad de drenaje, la resistencia a la compresión y la expansión o contracción del suelo. La capacidad de cambio de bases se mide mediante ensayos de laboratorio, como el ensayo de absorción de cationes o el ensayo de intercambio iónico.

La capacidad de carga, en el ámbito geotécnico, se refiere a la máxima carga que puede soportar un suelo sin que se produzcan deformaciones o fallas en el mismo. Es decir, es la resistencia que tiene el suelo para soportar cargas sin sufrir asentamientos excesivos o colapsos. La capacidad de carga depende de varios factores, como la composición del suelo, su compactación, la presencia de agua, entre otros. Para determinar la capacidad de carga de un suelo se realizan pruebas de laboratorio y ensayos in situ, como el ensayo de penetración estándar (SPT) o el ensayo de placa. La capacidad de carga se expresa generalmente en unidades de presión, como kilopascales (kPa) o megapascales (MPa). Es importante tener en cuenta la capacidad de carga al diseñar estructuras como cimientos, ya que si se supera la capacidad de carga del suelo, pueden producirse asentamientos excesivos o incluso colapsos estructurales.

La capacidad de soporte, en términos geotécnicos, se refiere a la capacidad de un suelo para resistir las cargas aplicadas sobre él sin sufrir deformaciones excesivas o fallas. Esta capacidad depende de las características físicas y mecánicas del suelo, como su densidad, cohesión, ángulo de fricción interna y permeabilidad, así como de las características de la carga aplicada, como su magnitud, distribución y duración. La determinación de la capacidad de soporte es fundamental en el diseño de estructuras, ya que permite garantizar que el suelo pueda soportar las cargas sin comprometer la estabilidad de la estructura. Para determinar la capacidad de soporte de un suelo, se realizan ensayos de laboratorio y pruebas de campo, como la prueba de placa o la prueba de penetración estándar (SPT), que permiten obtener parámetros para el cálculo de la capacidad de soporte, como la resistencia al corte o el módulo de deformación.